Últimamente uno se da cuenta que cada vez proliferan más los "gestores culturales y desarrollo local" sin formación y con una experiencia basada a golpe de talonario con capacidad para crear infraestructuras insostenibles o eventos sin relevancia que solamente pretenden contentar a los protagonistas e implicados, sin incidencia más allá del territorio que favorezca su enrequecimiento.
Y si además a este tipo de personajes, que no profesionales, saben hablar sin aportar nada nuevo, basando sus dogmas culturales o de desarrollo en el desprestigio de lo que hace el resto o copiando, en el mejor de los casos, las propuestas planteadas por terceros y sin nada nuevo u original, nos encontramos con lo que vulgarmente se llama culturetas o aprovechados.
Los gestores culturales y de desarrollo local, poseen diferentes especialidades, tipos de formación y competencias, pero hay una serie de aspectos comunes que los profesionales de verdad ponen en práctica; la inclusión, la participación, la creatividad, la originalidad... con el fin de marcar la diferencia respecto a otros espacios culturales o territoriales en beneficio de la comunidad.
Para hablar de cultura o desarrollo, no todo vale y menos cuando la participación se convierte en sucias estrategias que pretenden utilizar a los ciudadanos y plataformas para desprestigiar la labor de otros agentes sociales que no reman en la misma dirección ideológica, imponiendo una único sendero. Los verdaderos profesionales de la cultura y el desarrollo están obligados a trabajar en red en beneficio de la comunidad en la que desarrollan su labor, más allá de sus convicciones personales, de no ser así, el patrimonio y la riqueza desaparece.
Un buen profesional de la gestión cultural y desarrollo local debe análizar de forma integral la realidad en la que va a intervenir, tanto desde dentro como desde fuera, conociendo la debilidades, las amenazas, las fortalezas y las oportunidades, contrastando con herramientas técnicas, analizando y obteneniendo conclusiones que lleven a una transformación social y por tanto una mejora del territorio. Criticar sin proponer carece de sentido.
Reflexionar sin actuar no lleva a nada y si la opinión sólo cuenta con los agentes internos sin implicar a los agentes externos, acaba resultando pobre y poco objetiva, por lo que la participación ciudadana en la gestión cultural y el desarrollo social se convierte en la base profesional para alcanzar los objetivos, anteponiendo el beneficio general al personal, acogiendo la posibilidad de otras formas de pensar y replantear nuevas propuestas para la mejora en beneficio la comunidad.
Para ser profesional en la gestión cultural y desarrollo local se requieren conocimientos formativos, técnicos y procedimentales, evitando los dogmas o un lenguaje elitista, lejano en muchas ocasiones de la realidad cultural, por lo que debe de tener capacidad para adaptarse a diferentes foros, dejando a un lado la utilización personal para priorizar el interés general
Un gestor cultural y desarrollo local entre otros aspectos destacables,es un generador de ideas, creativo y con capacidad para dinamizar un territorio, ofreciendo la posibilidad de generar empleo e ilusión y que trata con la ciudadanía. Creer en lo que se hace es importante, pero mucho más destacable como buen profesional es trabajar en equipo, poniendo en valor la implicación, la transparencia y respetando los enfoques de otros profesionales.
Una cosa es ocuparse en la gestión cultural y el desarrollo local y otra ser un un profesional.
Comentarios
Publicar un comentario